Señores, llegó tan esperado momento: las vacaciones de verano. Después de ahorrar para esas vacaciones  durante semanas e incluso meses, después de ver cada día esa foto descargada de Google Images que tienes como fondo de pantalla de tu destino favorito, de discutirte con la compañía aérea por cargos sorpresa y de hacer papeleos varios si tu destino es mínimamente exótico, el día ha llegado.

No más madrugones a no ser que sea por una buena causa, como no perder un vuelo. No más emails de urgencia por unos días. La conversación más técnica, la que tendrás con el camarero explicándole cómo quieres la carne, si al punto o muy hecha (sacrilegio para muchos).

Así que toca creernos los beneficios de las cremas solares, bebernos 4 o 5 mojitos en el chiringuito y que nos acribillen los mosquitos. A la vuelta ya nos encontraremos con nuevos álbumes, festivales, conciertos y esa eterna crisis que parece no querer irse a dar la vuelta al mundo. Corramos un tupido velo. Estamos de vacaciones y nos lo merecemos.