Posted by : Le sonore
lunes
Después de publicar allá en el 2005 su último álbum de estudio, Daft Punk ha vuelto con Random Access Memories. El dúo francés que abandera la electrónica desde finales de los 90, apuesta esta vez por el reencuentro con la música disco, con un álbum muy pegadizo.
Pero hay que
reconocer que uno de los puntos clave de este lanzamiento ha sido la gran
expectación que han causado gracias a una brillante campaña de marketing. En
febrero, y sin previo aviso, durante uno de los programas de Saturday Night Live, se dejaron escuchar
unos pocos segundos de lo que parecía el primer single del nuevo álbum. Y éste
fue ‘Get Lucky’: single pegadizo en el que colabora el rapero y productor
Pharrell Williams. La combinación Daft Punk + Pharrell Wiliams fue mágica: en
pocos días estaba en emisoras, pistas de baile y versiones de artistas y bandas
empezaron a correr por la red (Pitbull, Css, Daugther, etc.).
Pero vayamos al
grano. Random Access Memories es un claro
homenaje al origen de la electrónica, a la música disco. Y para la ocasión han
podido contar con uno de los grandes de la música disco, Giorgio Moroder, compositor
para divas de la música disco como Donna Summer y de bandas sonoras de
películas emblemáticas de los 80, como Flashdance
o Scarface. Otros veteranos, como
Paul Williams -poniéndole voz a una de las baladas del disco, ‘Touch’ – y Nile
Rodgers, que aparece en diferentes momentos del álbum, se suman a la lista de colaboraciones
en mayúsculas.
Pero aún hay
más. Entre el resto de colaboraciones encontramos a figuras de la escena
musical actual como Julian Casablancas (líder de la banda The Strokes) para el
tema ‘Instant Crush’, Panda Bear (Animal Collective) con el tema ‘Doin’ It
Right’, el productor norteamericano Todd Edwards para ‘Fragments Of Time’ y el
ya mencionado Pharrell Williams que hace doblete con ‘Get Lucky’ y ‘Lose
Yourself To Dance’.
¿Pero que nos pareció el disco?
En lo referente a la primera escucha del álbum,
podríamos decir que hay muchos altibajos a medida que vas descubriendo
tema tras tema. Empieza flojo, crece poco a poco, vuelve a caer, resurge y
acabamos con un final un tanto desconcertante.
Pero a medida que vamos sumando escuchas y desgranamos, descubrimos grandes canciones, que van desde las dignas de estar en
las pistas de baile de medio mundo a las puramente baladas.
En resumen,
podemos ver en este álbum su disco más humano, en el que sin perder ese cuidado
por el sonido elegante –marca de la casa-hay espacio para la música disco, el
funk y algunos coletazos de hip-hop. Y todo ello, envuelto con purpurina, destellos
dorados y dos fantásticos cascos que cubren los rostros de dos grandes de la
electrónica.